No quiero cambiar tu vida. No juzgo tu «life style». Sólo quiero que reflexionemos juntos. Yo me voy a comprar lo que me de la gana y deseo que tu hagas lo mismo. Pero hagámoslo sabiendo que la gran mayoría de esas cosas no son necesarias para vivir, ni siquiera nos hacen felices.
Vivimos en una sociedad repleta de cosas para comprar. Existen cientos de aplicaciones con las que podríamos conseguir cualquier cosa con un simple clic. Las empresas de mensajería tienen problemas para gestionar el flujo de paquetes que recorren el país cada día. Muchas personas compran sin parar cosas que luego ni siquiera usan o que realmente no necesitan. No es de extrañar que caigamos en la trampa del consumo, dado que, cada uno de nosotros, recibe unos 5.000 impactos publicitarios al día.
Vamos a hacer un experimento. Ve al armario, ábrelo y echa un vistazo a tu ropa.
¿Cuántas prendas tienes aproximadamente?
De esas prendas, ¿Cuántas te pones con asiduidad? ¿Cuantas hace mucho que no te pones?
Después pregúntate, ¿Necesitas toda esa ropa? ¿Realmente te hace más feliz tenerla?
Muchos de vosotros habréis llegado a la misma conclusión que yo. No, no necesito toda esa ropa. Es solo un ejemplo que se puede extrapolar a todo lo que tenemos, desde muebles, electrodomésticos a material deportivo o aparatos electrónicos. Puedes vaciar tu armario, tu casa, tu trastero (algunos tienen trasteros para amontonar más cosas de las que caben en su casa) y realmente no echarás muchas cosas en falta. Créeme, no hay muchas que te hagan falta de verdad o que te hagan realmente feliz.
Cuanto más consumimos menos apreciamos las cosas, menos nos responsabilizamos de ellas y las usamos menos. No se trata de tirar la ropa, los muebles y vivir con un taparrabos, si no de consumir exclusivamente aquello que va a llenar tu vida de algo. Si esa cosa responde afirmativamente a estas tres preguntas ¡Compra!
¿Realmente la necesito?
¿Me hará más feliz?
¿Facilitará mi vida cotidiana?
Estas preguntas se pueden aplicar a las cosas que ya tienes. Probablemente las respuestas a estas preguntas variarán de unas personas a otras. Para mí son importantes cosas que para otros serán prescindibles.
El consumo sin control no da la felicidad. Vivir necesitando menos cosas te hará más feliz. Piensa por ejemplo en el móvil último modelo que compraste. Te hizo feliz tenerlo, disfrutar de sus nuevas utilidades, ahora mismo tiene un gran valor para ti, pero mañana sale el modelo siguiente de ese mismo móvil. Ya no está a la última, quieres el nuevo modelo con más prestaciones. No deja de salir en la tele y en los anuncios de YouTube. De repente, tu dispositivo a perdido todo el valor para ti, quieres el nuevo y lo quieres ¡YA! A partir de ahora tienes dos opciones: sigue consumiendo sin control o hazte las tres preguntas. Es posible que lo necesites de verdad.
Para saber más: