En psicología llamamos fobia a temores patológicos que pueden ser referidos a objetos o situaciones específicas que en situación normal no son fuentes objetivas de miedo. Los temores fóbicos, decrecen con la madurez, de forma que, a medida que nos hacemos mayores solemos relativizar esos miedos hasta «deshacernos de ellos». Se ha demostrado que el 90% de los niños padecen algún tipo de fobia, mientras que en los adultos no alcanzan el 7%.
¿Que características fundamentales nos ayudan a definir un temor concreto como una fobia?
- Las fobias son desproporcionadas a la situación que la crea.
- No pueden ser explicadas o razonadas por la persona que las padece.
- Están por encima del control voluntario.
- Conducen a la evitación de la situación temida.
- Fobias a estímulos externos, donde el estímulo temido se sitúa fuera del sujeto, es decir, en el medio exterior. La más frecuente es la agorafobia, caraterizada por el temor de la persona a desplazarse sola, conducir, entrar en lugares con mucha gente, usar transportes públicos y en último extremo salir de su domicilio. Si quieres un ejemplo gráfico, Nicolas Cage, imita a la perfección el trastorno agorafóbico, en la película «Los impostores» . Aquí también encajan las fobias simples, como el miedo a determinados animales o las fobias sociales, como el miedo a hablar en público.
- Fobias a estímulos internos, donde el estímulo temido es intrínseco al sujeto. El temor fóbico más característico de esta categoría es la nosofobia, que es el miedo patológico a enfermar o a convertirse en paciente. A diferencia de los hipocondriacos que creen que están enfermos, los nosofóbicos tiene miedo a enfermar y eso le genera la ansiedad, por lo tanto evitan acudir a consulta. El hipocondriaco está encantado de hacerse chequeos y más chequeos porque cree que está enfermo.
«Cada vez que usted tenga una crisis, que experimente un momento de pánico, que sienta cómo le invade la angustia…aun cuando esto le ocurra cien veces al día, sacará del bolsillo el «diario de abordo» y anotará en él todo lo que le ocurra: fecha, lugar, situación, síntomas, pensamientos, acciones… En la siguiente sesión, me lo mostrará para que pueda estudiarlo».
La persona debe tomar nota en el momento que sienta la ansiedad, ni antes ni después, esto tendrá un gran efecto distractor y eliminará la retroalimentación de la ansiedad, reduciendose así la sensación subjetiva de miedo.