Los imaginarios sociales I. Observemos al que observa.

En el año 2006, cuando estudiaba 2º de Criminología en la universidad de Santiago, entre en contacto con la «teoría de los imaginarios sociales».


Ya casi han pasado 6 años, pero recuerdo muy bien lo que dijo nuestro profesor Juan Luis Pintos, que por aquel entonces impartía a mi promoción sociología criminal: «La realidad social se descubre observando al observador». Aquella frase me intrigó mucho. Hoy he decidido rescatarla.


¿Y quién es el observador que debemos observar?


El observador es el que domina la opinión pública, los «medios de comunicación». El cine, el teatro, la prensa escrita, internet, la televisión, etc. (observadores de primer orden). Todos ellos son una valida fuente de datos, ya que interpretan la realidad «a su manera» y nos la sirven en bandeja. El grupo la asimila y nosotros, en distinta medida, nos unimos a el, como ya se mencionó en «el poder de la situación«. 


De esta observación se extrae la «visión» que tiene la sociedad de cualquier campo social, por ejemplo, la tan mentada crisis, la violencia de género o la esquizofrenia. En su investigación «Los imaginarios sociales del delito. La construcción social del delito a través de las películas (Santiago 1999)» J.L.Pintos define los imaginarios sociales como aquellos esquemas, construidos socialmente, que nos permiten percibir algo como real, explicarlo e intervenir operativamente en lo que en cada sistema social se considere como realidad.


Las personas también actuamos así individualmente. Creamos esquemas cognitivos para resumir la información que tenemos que procesar. Estos atajos mentales se llaman heurísticos y tienen que ver con nuestro sistema de ideas y nuestros prejuicios. La sociedad actúa de un modo similar a través de los imaginarios. 


Entonces, ¿es realidad o no?


Es lo que un grupo considera como realidad. Pero aquí esa realidad puede ser una y en Argentina, o Japón otra. Un psicólogo diría que nada es real. En el momento que percibimos y procesamos una imagen, un acontecimiento o algo que escuchamos, nuestro cerebro se encarga de darle forma a través de nuestras vivencias o nuestra ideología, digamos que lo aproxima a nuestra realidad y lo adapta. Claro está que los observadores de primer orden no están excluidos. Por esta razón existe la necesidad de observar al observador (observador de segundo orden). 


Es interesante mencionar, para terminar por hoy, que, como se ha podido deducir, los imaginarios sociales no son estáticos. Están en constante construcción. Cambian con el tiempo, cambian con la sociedad, o ¿la sociedad cambia con ellos?




1 comentario en “Los imaginarios sociales I. Observemos al que observa.

  1. Considero que hay una pirámide de observadores.Están los observadores de primer orden»nacionales», y de ahí para abajo el resto, donde cada uno piensa que piensa lo que piensa.No obstante parece que existen un margen para que cada observador agregue algo a la observación recibida y esto se vuelva un sistema cerrado, pero además tengo la impresión que hay un pequeño espacio para que cada uno elabore elementos de una observación absolutamente propia, y no ser totalmente un reflejo de los imaginarios sociales, pues de no ser así quedaríamos en simples marionetas.Pienso que los observadores de primer orden son también los teóricos, y puede ocurrir que el consumidor de sus observaciones por lecturas y estudios propios o por sistema educativo, puede correr el riesgo de ser el otro.Lo conveniente es observador y observador distante de sí mismo, para dar espacio a la critica de lo que observa y a la autocrítica de sí mismo en su propia condición humana y observador particular.

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